(Imaxe baixada de internet) |
Cando volveu, atopoume pálida e sen fala. Derrubeime nos seus brazos e asolagueino de bágoas. Sen voz, os meus ollos berraron: “¡¿Que pasou?!” Un vulgar corte de tráfico fora o meu verdugo.
Aquela mesma noite o noso fillo petou á porta, quince días antes do previsto.
Un 25 de julio de 1.980, como cada tarde, mi adorado y joven esposo, cogió el coche y se fue al gimnasio. El embarazo, un libro y yo nos quedamos tranquilamente en casa. La primera hora de ausencia fue llevadera, pero las siguientes me torturaron sin piedad. Una sirena de ambulancia a lo lejos me confirmó, por fin, mis temores. ¿Que hacer? Sin coche, ni teléfono, ni vecinos... Un único pensamiento me dominaba: el bebé crecería sin padre.
![]() |
(Imaxe baixada de internet) |
Cuando regresó, me encontró pálida y sin habla. Me derrumbé en sus brazos y lo inundé de lágrimas. Sin voz, mis ojos gritaron: “¡¿Que ha pasado?!”. Un vulgar corte de tráfico había sido mi verdugo.
Aquella misma noche nuestro hijo llamó a la puerta, quince días antes de lo previsto.
5 comentarios:
¡Pero qué cruel es la ansiedad!
Si, tanto...
Sempre foches moi previsora...Por si las moscas!!
Jajajaja. Tardei en entender a mensaxe. Neste caso, non foi previsión precisamente...
Foi "acojone"...por previsora.
Publicar un comentario