Desde aquel decembro no que un sobriño achegou a parvada do amigo invisible á celebración de Nadal do colectivo familiar, a súa vida é outra. O primeiro ano, angustiouse seleccionando un obsequio axeitado para a cuñada elegante sen superar o tope dos quince euros pactados. O segundo, tocoulle o seu marido, moito máis fácil. Soubo o que desexaba ó instante e foino mercar correndo, segura de ter acertado. Todo un éxito: obxecto idéntico ó que o obsequiado xa tiña na casa había tempo, sen estrear, e que ela mesma adquirira. Case morre de vergonza; os demais, de risa. Á terceira, arrasou: lentes de realidade virtual para o seu irmán, a atracción da xuntanza. Animouse tanto que os anos seguintes, incapaz de esperar o sorteo correspondente, xa empezou en setembro a rebuscar opcións por Internet para os vinte e cinco presuntos comensais. Finalizada cada investigación, sufría síndrome de abstinencia do pracer experimentado. E ocorréuselle programar a mesma bobada no traballo, comunidade de veciños, clase de zumba..., elixindo datas dispares para os distintos eventos. Actualmente, quedan dous meses vacantes. Está pensando en crear por redes sociais un grupo permanente de adictos á causa.
Imaxe procedente de internet |
Desde
aquel diciembre en el que un sobrino aportó la tontería del amigo invisible a
la celebración navideña del colectivo familiar, su vida es otra. El primer año,
se agobió seleccionando un obsequio adecuado para la cuñada pija sin superar el
tope de los quince euros pactados. El segundo, le tocó su marido, mucho más
fácil. Supo lo que deseaba al instante y corrió a comprarlo, segura de haber
acertado. Todo un éxito: objeto idéntico al que el obsequiado ya tenía en casa
hacía tiempo, sin estrenar, y que ella misma había adquirido. Casi se muere de
vergüenza; los demás, de risa. A la tercera, arrasó: gafas de realidad virtual
para su hermano, la atracción de la velada. Se animó tanto que los años
siguientes, incapaz de esperar el sorteo correspondiente, ya empezó en
septiembre a rebuscar opciones por Internet para los veinticinco presuntos
comensales. Finalizada cada prospección, sufría síndrome de abstinencia del
placer experimentado. Y se le ocurrió programar la misma bobada en el trabajo,
comunidad de vecinos, clase de zumba..., eligiendo fechas dispares para los
distintos eventos. Actualmente, le quedan dos meses vacantes. Está pensando en
crear por redes sociales un grupo permanente de adictos a la causa.
Relato mencionado en ENTC
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