Vive soa todo o ano, agás o trinta e un de decembro. O seus familiares, coma sempre, co pretexto de visitala, aproveitan a ocasión para cear coma reis. Despois, vibran coas badaladas no balcón que dá á Praza do Reloxo, acugulada de arrotos de alcohol desde varias horas antes. Esta vez, aborrecida, acurrúnchase nunha esquina do sofá sen que ninguén se decate. Pecha os ollos; xa non soporta ver tanta parvada repetida, tanta troula desproporcionada... E esquécese de abrilos.
(Baixada de internet) |
Vive sola todo el año, menos el treinta y uno de diciembre. Sus familiares, como siempre, con el pretexto de visitarla, aprovechan la ocasión para cenar como reyes. Luego, vibran con las campanadas en el balcón que da a la Plaza del Reloj, repleta de eructos de alcohol desde varias horas antes. Esta vez, hastiada, se acurruca en una esquina del sofá sin que nadie se percate. Cierra los ojos; ya no soporta ver tanta tontería repetida, tanto jolgorio desproporcionado… Y se olvida de volverlos a abrir.
Relato mencionado en ENTC
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